La fibromialgia y el síndrome de dolor crónico son trastornos crónicos e invisibles. El sufrimiento, las restricciones y la pérdida de la calidad de vida no son hipotéticos; son realidades clínicas con requerimientos inmediatos.
Hay enfermedades de segundo o tercer orden que, a pesar de que siempre han existido, recientemente se han incluido en libros de texto médicos y bases de datos de enfermedades en todo el mundo. También son los que reciben la menor investigación científica y, como resultado, la sociedad los hace invisibles con frecuencia. La fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica son dos ejemplos.
Quienes han experimentado estas enfermedades en su propia piel son conscientes de la dificultad de obtener un diagnóstico certero. Puede llevar entre 3 y 5 años en promedio. Con frecuencia se les persuade de que su sufrimiento es la consecuencia de una condición psicosomática o, lo que es más importante, el resultado de una existencia estresante, de una mente que fantasea con la agonía física.
Sin embargo, no hay invención después de la fibromialgia o el cansancio crónico. No son causados por neurastenia, una condición relacionada con la inestabilidad mental y la desesperación. Sabemos que existe un problema con la regulación del dolor en el sistema nervioso central, así como una sobreactivación de algunos receptores en la médula espinal que pueden causar dolor generalizado en todo el cuerpo.
Hay algunas enfermedades que no se muestran en una radiografía o en un análisis de sangre, pero aún están presentes. Están ocultos y tienen un impacto significativo en la calidad de vida de las personas que los padecen.
La fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica son dos trastornos que no se conocen bien.
El 12 de mayo es el Día de Concienciación sobre la Fibromialgia y el Síndrome de Fatiga Crónica. El objetivo es crear conciencia sobre un grupo de trastornos que invariablemente van acompañados de malentendidos sociales. El mero hecho de que una persona solicite, por ejemplo, una baja por enfermedad debido a alguna de estas enfermedades, a veces se enfrenta a críticas y a cuestiones sumamente complicadas.
De manera similar, muchos de los antecedentes médicos de estas personas muestran que han buscado el consejo de un psiquiatra. Nadie sabe por qué ciertas formas de luz les causan tanta agonía, por qué tienen dificultades para dormir o por qué algunos días no pueden levantarse de la cama. No es un defecto, un capricho o una mala racha.
Son enfermedades que tienen una verdadera causa orgánica. Realidades clínicas que impactan entre el 2% y el 4% de la población, siendo las mujeres la mayoría.
La fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica son dos afecciones distintas que están conectadas.
El síndrome de fatiga crónica y la fibromialgia están relacionados. El primero es una afección reumatológica que causa hipersensibilidad y dolor persistente generalizado. El segundo describe una enfermedad extremadamente debilitante en la que una persona se siente exhausta todo el tiempo; en la mayoría de las situaciones, el simple esfuerzo físico o mental es insuficiente para curarlo.
Se cree que el síndrome de fatiga crónica tiene un origen inflamatorio (en lugar de reumatológico), y en muchos casos se cree que un desencadenante viral, como el virus de Epstein-Barr, el citomegalovirus o el virus del herpes tipo 6, según la Unidad de Fatiga Crónica del Hospital Clnic de Barcelona.
Ahora, ambos trastornos tienen un problema con el sistema nervioso central, lo que provoca una mayor percepción del dolor, cansancio, interrupciones del sueño y problemas cognitivos como deficiencias de atención y concentración, pérdida de memoria, etc.
Ya es hora de poner fin a la agonía.
Los pacientes con fibromialgia y síndrome de fatiga crónica exigen que ya no se cuestione su sufrimiento. Este cuadro clínico no debe ser cuestionado cuando una persona acude a atención primaria con dolor articular, muscular y cansancio físico, y las pruebas clínicas no brindan un diagnóstico claro. En este tipo de situaciones, necesitamos personas más capacitadas.
En el caso de la fibromialgia, los cambios genéticos influyen en el desarrollo de la enfermedad. Incluso existen biomarcadores que pueden detectar el síndrome de fatiga crónica.
La Universidad de Stanford, por ejemplo, lanzó una prueba hace unos años que podría detectar ciertos trastornos que con frecuencia se diagnostican erróneamente, dejando a los pacientes frustrados y sintiéndose abandonados por las instituciones médicas.
Además, existe la angustia mental que es única para cada paciente, además de la agonía física. Cada persona experimenta un mundo único y maneja su enfermedad con diversos grados de experiencia. La fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica pueden tener una influencia significativa en el empleo, el bienestar mental y la vida familiar en muchas circunstancias.
Para tratar estos trastornos crónicos se utilizan unidades multidisciplinares.
En el tratamiento de la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica, como ocurre con otros trastornos crónicos, se requieren equipos multidisciplinares capacitados. Como resultado, los institutos de salud recomiendan que se enfatice lo siguiente:
To sum up, it is critical to increase the visibility and understanding of chronic diseases of this nature. A segment of our population feels isolated in their daily lives and seeks solutions, support, and social acknowledgment. Let’s remember that.